El guarayo que se fue a
vivir con los seres acuáticos
sirena (akaya´a) |
Cuentan los guarayos
que bajo las aguas de la laguna de Yaguarú vivían unos seres de piel blanca y cabellos crespos rubios y con
escamas como peces en la parte inferior de su cuerpo, que provocaron la
desaparición de varios pescadores. Un día, uno de los hombres perdidos salió
del agua y contó que vivió con los “acayaha” o “akaya’a”, en la profundidad de
la laguna, donde tienen sus casas. Los seres extraños le habían dado el poder
de respirar bajo el agua. Habían transcurrido varios años desde su partida de
la vida real, pero a él le parecía que sólo había pasado un día. Además, el
hombre no había envejecido, pero al no encontrar a sus familiares se dio cuenta
de que no había valido la pena retornar a su mundo, y no podía acostumbrarse a
la nueva vida de su etnia. Por ello, decidió regresar al mundo de las
profundidades, donde no había sufrimiento y el tiempo no transcurría. Y en
presencia de los aldeanos se metió bajo el agua. Hoy, cuando se pierde una
persona en la laguna de Yaguarú, los guarayos dicen que se la llevaron los
“acahaya” o “akaya’ a” (sirena).
Susana Masai cuenta que antes todos los animales
tenían el don del habla, y entre ellos el más tímido era la tortuga. Un día que
la lluvia llegó al pueblo, los animales se trasladaron a otro lugar para no ahogarse,
menos la tortuga, que no quiso abandonar su “blanda” casa. No quería dejarla
nunca. Ante esto, “Jesús el divino” hizo un milagro y la ayudó a cargar su
vivienda en la espalda y llevarla en medio del agua. El viaje de la tortuga a
la población donde estaban sus compañeros tardó días y semanas, y con el pasar
del tiempo su casa se volvió dura y se transformó en caparazón. “Por eso está
acostumbrada a llevar un peso grande”.
El tigre quiere
comerse a la luna
Los guarayos antiguos
temían al tigre. Por ello, cuando se producía un eclipse de luna, y ante la
consternación que el fenómeno natural les producía, creían que el felino
intentaba comerse al satélite de la Tierra. Ante el evento, el jefe de la tribu
ordenaba a sus seguidores a lanzar flechas incendiadas al cielo y a golpear
todo lo que estaba a su alcance para ahuyentar al tigre y salvar a la luna.
Cuando el eclipse comenzaba a disiparse, ellos creían que era porque el felino
se retiraba de a poco, acobardado por el bullicio armado por los indígenas.
Esta costumbre se mantiene viva, y se repitió en Ascensión de los
eclipses de 1975 y 1996.
Imagenes tomadas de google imágenes
Extraído del documento "Guarayos: Historia y Mitos" por Miguel E.
Gómez Balboa
Muy hermosa la leyenda que publicaste.
ResponderEliminarmmmmmmmmmm están bonitas me encanta deberían poner todos los cuentos antiguos de ascensión
ResponderEliminarbonito
ResponderEliminarmuy bonita
ResponderEliminarHorrible
ResponderEliminarHorrible tu hermana
EliminarMuy bonita la leyenda del El guarayo que se fue a vivir con los seres acuaticos
ResponderEliminarLas manchas de la luna
ResponderEliminarme sirvió
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